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Acuerdo con Argentina confirma que se quiere eliminar al sector privado

Félix Gerardo Arellano tuvo una activa participación en los equipos negociadores de Venezuela que consolidaron una zona de libre comercio con Colombia, siempre dentro del esquema de integración de las naciones andinas.

´Después del problema diplomático que hubo con la corbeta Caldas, a finales de los años ochenta, se vio una diversificación y desterritorialización de las relaciones entre Colombia y Venezuela, que tocaron no sólo lo comercial sino lo cultural y lo político´, afirma Arellano. ´Todo eso se echa a la borda por un conflicto individual y personal, y por un deseo de poder y de hegemonía´, agrega.

­¿Es tan viable y tan fácil sustituir el intercambio comercial que se tiene con Colombia por Argentina? ­Creo que sustituir toda la producción y competitividad colombiana no es tarea fácil, pero sobre todo, no es económica. Solamente si el petróleo sigue subiendo de precio el Gobierno podrá subsidiar a las industrias argentinas para que al consumidor venezolano no le resulte tan costoso y el efecto inflación no sea tan alto.

Lo más delicado de la sustitución de los colombianos es el problema de los costos de fletes y transporte.

­¿Quiere decir que este acuerdo con Argentina no es un intercambio sino sólo un convenio para importar bienes? ­Con Argentina se pudiera tener una capacidad exportadora pero eso depende de que el Estado venezolano fortalezca, acompañe, promocione y apoye con incentivos al sector productivo.

Pero lamentablemente, nada de eso está ocurriendo en Venezuela, porque la tarea es eliminar progresivamente al sector productivo y privado para generar pobreza y tener un control de la población.

Estamos frente a una copia del modelo cubano, como ya tenemos claro, y en ese sentido, en este acuerdo que se acaba de suscribir con Argentina no se menciona para nada lo poco o mucho que queda de la oferta exportable no petrolera venezolana.

Nada de eso ha figurado en estos 10 años de Gobierno.

No se ha promovido la producción nacional en el ámbito externo porque el deseo fundamental del Gobierno ­y lo ha venido haciendo sistemáticamente­ es la destrucción de la industria nacional.

­¿Ese acuerdo con Argentina no resulta débil al depender de la voluntad de los presidentes? ­No lo observo tan débil. En el caso venezolano, el peso lo tiene el Estado, pero no ocurre lo mismo con la parte argentina, en la que sí veo mucha presencia del sector privado, seguramente empresarios favorables a la pareja Kirchner, pero en todo caso es el sector productivo de ese país. Si en ese convenio no estuviera el Estado venezolano entonces no habría garantía del dólar de Cadivi. El Gobierno argentino apoya al sector productivo y fortalece el mercado.

­Pero el futuro electoral de los Kirchner no es tan claro ­Eso es correcto, pero no veo al Gobierno argentino actuando con tanta discrecionalidad y autoritarismo como el caso venezolano.

Creo que los Kirchner hacen lo propio de un gobernante inteligente, es decir, buscar mercados acompañada de su sector productivo, Chávez no. Más bien ve a las empresas como enemigos. Los gobiernos que creen en el desarrollo ­que son la mayoría­ en la medida que ven la necesidad de dar bienestar saben que eso sólo es posible a través del mercado y de la libre participación de los ciudadanos, mediante la creación de empresas, y la compra y venta de productos. Eso no lo entiende el presidente de Venezuela, que más bien destruye al sector privado y rechaza la libre participación de los ciudadanos en la producción de riqueza y de bienes.

­¿Se podría decir que gracias a ese acuerdo hay una zona de libre comercio entre Venezuela y Argentina? ­Eso lo veo difícil porque en el caso venezolano todo gira alrededor del Estado.

El Gobierno es capaz de vulnerar todos los acuerdos. Realmente se consolida una zona de libre comercio cuando los estados negocian y los sectores productivos juegan con las reglas. Si las empresas venezolanas pudieran vender a Argentina sin pagar aranceles estaríamos hablando de que se está consolidando una zona de libre comercio, pero este acuerdo sólo corresponde a un monopolio entre dos estados, donde el mercado es marginal. He leído que se van a encarecer los productos por el pago de aranceles, pero eso no es así, porque el que va a importar es el propio Estado, a través de Pdvsa o Pdval, y allí no existe ningún tipo de impuesto que pese, porque éste no se cobrará a sí mismo. Si decide exonerar todo lo que se importe hará que el consumidor final crea que está en bonanza. El Estado maneja sus políticas con la discrecionalidad que se le ocurre y eso lo estamos viviendo en Venezuela.

Por tanto, toda esa terminología de libre comercio e integración no pesa mucho para el país, cuando es el Gobierno el que toma todas las decisiones y el único que está en el juego.

­¿Pero no ocurre lo mismo con Argentina? ­Para los argentinos sí pesa y les resulta muy importante entrar al mercado venezolano. Ellos necesitan negociar con el Estado y no con Fedecámaras, pues si negociarán con ésta, sabrían que lo único que van a encontrar son obstáculos, porque en Venezuela lo que hay es un Estado que controla todo.

­¿Pareciera que el Gobierno del presidente Chávez desistió de la idea de ingresar al Mercosur? ­Totalmente. Cuando el embajador de Venezuela en Brasil remitió una comunicación al Congreso de ese país, faltando el respeto al Senado.

­¿Se refiere a la carta que envió el embajador Julio García Montoya? ­Sí. Creo que se tomó la decisión nacional de ponerle trabas al ingreso porque ya Venezuela no quiere estar en el Mercosur. El Gobierno está tratando de impedir el ingreso porque tendría que comenzar por incumplir reglas a granel.

­¿El Gobierno o el presidente Chávez? ­Perdón, pero cuando uno habla del Gobierno de Venezuela, ¿de quién se está hablando? ¿Estamos hablando de algún órgano autónomo?¿Alguien puede hacer algo distinto a lo que el Presidente piensa? Obviamente el presidente Chávez se ha dado cuenta de que entrar al Mercosur es crearse un nuevo dolor de cabeza en materia de reglas de comercio, propiedad intelectual y valoración aduanera. Él no está dispuesto a cumplir, mucho menos cuando el que negocia y comercia es Pdvsa.

­¿Por qué dice que Pdvsa tendría que ajustarse a las normas del Mercosur y no a las venezolanas? ­En el Mercosur no existe la supranacionalidad de la norma, como sí la hay en la Comunidad Andina de Naciones. En ese sentido, el Gobierno podría tener más flexibilidad en su actuación pero los otros miembros comenzarían a reclamar. El hecho de que Venezuela sea miembro pleno y no cumpla las reglas causaría malestar entre los otras naciones y eso sería un problema.

El presidente Chávez está claro de que eso ni le interesa, ni le conviene. A eso se suman todas las reglas de libertad de expresión, respeto a las democracias y a los movimientos sindicales.

­¿Todo eso está contemplado en el Mercosur? ­Eso está previsto en su ordenamiento jurídico. El hecho de que no haya una norma supranacional, no haya un tribunal o un órgano jurisdiccional permanente permite que el Mercosur sea un mecanismo de integración más flexible. Eso era inicialmente atractivo para el Gobierno, para incumplir las normas, pero al ser miembro pleno alguna regla se debe acatar y eso termina convirtiéndose en una restricción para un Gobierno que quiere hacer lo que le da la gana, sin ninguna limitación.

­¿Considera que al presidente Lula todavía le interesa que Venezuela entre al Mercosur? -El Gobierno brasileño ha hecho un juego doble. Trata de mostrarle a Venezuela que tiene mucho interés y que está moviendo todos los hilos, pero Itamaraty (Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil) es una organización muy eficiente y debe tener claro todas las complicaciones que le generaría Venezuela en el Mercosur c

omo miembro pleno. A Brasil le aumentarían los problemas significativamente porque está tratando de demostrar y desarrollar, frente al mundo, una política internacional brasileña y del Mercosur, de diálogo y de convivencia. Brasil juega en las grandes ligas con su papel en el grupo de los 20, en el nuevo, que llaman BRIC ­con Rusia, India y China­, con su rol en la Organización Mundial del Comercio o como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Todo eso lo ha llevado a actuar con una gran inteligencia y prudencia, y lo ha puesto de manifiesto de nuevo en el conflicto de Honduras. Por eso ya no quiere estar amarrado a Venezuela en una unión aduanera o económica en la que tendría que coordinar posiciones.

­Pero continúa con negocios en Venezuela ­Porque Brasil no quiere perder la chequera petrolera venezolana, que es muy importante.

­En el caso venezolano, ¿cuál es el sentido de mantener el discurso de que existe interés en ingresar al Mercosur? ­Por una parte, el país quisiera darle a entender al mundo que no se está aislando completamente de la región y que tiene un liderazgo y un papel activo en el continente. El comportamiento actual de Venezuela dentro del Mercosur seguramente originaría la creación de paneles jurisdiccionales, debido a que este acuerdo no cuenta con un tribunal permanente como sí lo tiene la Comunidad Andina, que ha sido y siguen siendo, en el plano teórico, el mejor proyecto de integración de países en desarrollo, por sus mecanismos y sus instituciones.

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