Enfriamiento del consumo frenó la subida de precios. Ejecución del gasto determinará la inflación de este año.
El alza de la inflación ha perdido terreno en lo que va del año . El acumulado del índice de precios hasta julio (13,1%), está 4,2 puntos por debajo del registro del 2008 (17,3%), un margen de maniobra nada despreciable para que el Ejecutivo continúe atacando a este flagelo que debilita el salario de los venezolanos.
Esta ventaja le permite al fenómeno de la inflación alejarse del 30,9% que obtuvo en el 2008, y de la más reciente estimación oficial que fija el cierre inflacionario en 26%, en momentos en que se esperan los resultados del último cuatrimestre del año que, por tradición, es el período con mayores alzas. En el 2008, sólo estos meses agregaron al índice de inflación unos 11,5 puntos.
El economista Andrés Santeliz señaló al respecto que “el ritmo de inflación ahora es mucho más lento que en años anteriores”.
El Gobierno sigue apostando a mantener a raya al índice y la situación de la economía le ha ayudado un poco. La premisa predicada en el 2007 de no sacrificar el crecimiento económico por combatir a la inflación dejó de representar un obstáculo para que el Ejecutivo cumpla sus metas antiinflacionarias. El enfriamiento del consumo, generado, en parte, por la disminución de los ingresos petroleros, frenó la subida de los precios.
“La merma de 2,7% del consumo en el segundo trimestre fue determinante para la caída de la economía”, sostuvo el economista Marco Rodríguez, al tiempo que estimó que para este año la inflación podría seguir controlada por el decrecimiento.
El experto Luis Zambrano agregó que “por primera vez en mucho tiempo, la inflación en alimentos este año está por debajo del promedio general”, debido no sólo a la disminución del consumo, sino también a la “fluida entrega de divisas que han recibido las importaciones agroalimentarias”.
En todo caso, el Ejecutivo tiene la última palabra en el resultado que tendrá la inflación a finales del año. Según los analistas, el nivel de gasto público que implemente el Gobierno será determinante en esta tarea.
Con ésto, la nación se enfrentará, de nuevo, al dilema de crecer o de controlar la inflación. De manera que si se acelera el gasto aumentarán los niveles de liquidez en la economía —una de las causas estructurales de la inflación—, pero contrariamente, ese mismo incremento del gasto representaría el combustible que necesita el engranaje económico para retomar la senda de crecimiento que experimentó el país en los últimos cinco años.