Las estadísticas del Banco Central de Venezuela desnudan que la industria, la tercera área de la economía en cuanto a la creación de empleo y que representa 17% del PIB, comienza a hundir el freno.
Al contrastar los primeros dos meses de este año con el mismo período de 2008, la producción de la industria privada, que aporta 95% del total, sufre un descenso de 7,4%.
La radiografía indica que la elaboración de alimentos y productos químicos, que tienen un peso determinante, de hecho, juntos equivalen a 47% de toda la industria privada, caen 2,79% y 9,13% respectivamente.
La confección de prendas de vestir retrocede 43,7%, talabartería y calzado 34,92%, productos de caucho y plástico 24%.
Todos los compartimientos de la industria se muestran a la baja salvo la producción de muebles, con un vigoroso incremento de 24,6% y la de vehículos, remolques y semirremolques que aumenta 29%.
El Banco Central presenta un atraso considerable en la divulgación de las cifras. Por sectores sólo existen datos a febrero y en términos generales, el resultado al cierre del primer trimestre donde, extrañamente, la tendencia negativa se matiza y la caída general es de sólo 1,1%.
El desajuste Analistas estiman que los empresarios venezolanos se enfrentan a un problema típico en los países petroleros. Desde febrero de 2005 el tipo de cambio oficial se mantiene fijo, mientras que el precio del resto de las cosas, excepto la gasolina, aumenta aceleradamente.
El resultado, es que el dólar es un artículo muy barato, circunstancia que estimula las importaciones y disminuye la capacidad de competir de la industria nacional, un factor importante para la meta de disminuir la dependencia petrolera.
Así, en los primeros cinco meses de este año, Venezuela le ha comprado a Colombia productos por el orden de 2 mil 246 millones de dólares, mientras que sólo le ha vendido artículos por 238 millones de dólares.
Si bien el tipo de cambio oficial no ha sufrido variación alguna en medio del descenso de los precios del petróleo Cadivi, el organismo encargado de distribuir las divisas, ha disminuido el desembolso a la mitad.
La consecuencia, es que una porción mayor de la economía realiza sus transacciones al tipo de cambio paralelo donde la moneda estadounidense tiene un precio muy superior.
Firmas privadas consideran que ha habido una devaluación de facto pero que no estimula las exportaciones.
Las normas establecen que las empresas que venden productos al exterior tienen que entregarle al Banco Central todas las divisas que reciben al tipo de cambio oficial de 2,15.
Corregir el tipo de cambio oficial tendría como aspecto negativo que la inflación, que sigue siendo la más elevada de América Latina, recibiría una inyección de combustible.
En el informe económico de 2008 el Banco Central deja constancia de otros problemas en el sector e indica que ´los empresarios manifestaron que la incertidumbre, la falta de proveedores y de divisas y el control de precios han sido elementos que han limitado el crecimiento de la industria´.
Agrega que ´en este contexto, el gasto de inversión ha aumentado a un ritmo moderado y el sector enfrenta una necesidad perentoria de renovar y ampliar su stock de capital, sobre todo al considerar los elevados niveles de utilización de la capacidad que se observaron en 2008´.