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Roig: "La economía es mucho más testaruda que cualquier revolución"

El divorcio de los sectores público y privado de la economía sigue sin tocar techo. «Pica y se extiende», diría el populacho, ante la insistencia del Gobierno nacional de culpar a los empresarios por todo lo que aqueja al venezolano, en cuanto a condiciones de vida.

Pero Jorge Roig insiste en no confrontar sino aportar. La beligerancia política que otrora embarrancó al sector productivo privado hacia su desprestigio, hoy es cuestión del pasado.

«Estamos impresionados de la alta credibilidad que tiene la empresa privada», asoma como parte de los datos que revelan diversas encuestas en torno a cómo ve el país la gestión de Fedecámaras en los últimos tiempos.

Y es que desde Jorge Botti para acá, la cuestión ha cambiado, y esta organización gremial recobró su misión de apalancar la producción, el desarrollo y fomentar el flujo de trabajo Gobierno – Empresa, aunque en esto último, como dijo en una oportunidad el expresidente Chávez, «los objetivos no fueron cumplidos».

Ring sin boxeo. Y es que Roig reconoce que su interlocutor, el de ayer y hoy, no ayuda. «Nos hemos mantenido al margen. Lamentablemente nos meten en un torbellino político en el que no queremos entrar. Fedecámaras no pretende invadir los espacios públicos, los espacios del Gobierno», aclara el presidente de la organización que agrupa a más de 600 cámaras de comercio e industrias del país, y la más antigua de su género, septuagenaria.

«No fui escogido para pelear, sino para establecer espacios de diálogo e influenciar el poder político. Lamentablemente, no lo hemos logrado con este interlocutor que tenemos».

Sin embargo, asegura que Fedecámaras es hoy mucho más relevante que hace unos años. «Hoy somos el vocero más creíble y representativo del mundo empresarial venezolano. Montarnos en el ring nos ha dado relevancia».

Sin embargo, considera que siguen tareas pendientes, pero la alternabilidad democrática es ideal. «Me voy dejando una Fedecámaras moderna, no solo en infraestructura física, sino que también en la visión empresarial. Estamos satisfechos, hemos recuperado la credibilidad».

En dos meses habrá elecciones, y Roig entregará el testigo a otro empresario.

El Paralelismo. Si bien es cierto que arrecian cada día más los ataques contra Fedecámaras y sus miembros, hay organizaciones paralelas o alternas que mantienen una luna de miel con el Gobierno.

«En 71 años, con 35 presidentes, hemos visto fraudes, caídas, rupturas institucionales, y seguimos aquí», recuerda como para que no queden dudas de la solidez de la institución en la historia republicana venezolana.

«En muchos gobiernos se han establecido paralelismos y cámaras alternativas a Fedecámaras. Por definición, cámaras que nacen a la sombra de un gobierno, tienden a desaparecer».

Empresas Básicas. A Jorge Roig no podíamos dejarlo ir sin preguntarle sobre el estado Bolívar. «No estoy convencido en la forma como están estableciendo la propuesta de un Bolívar potencia. Me da mucha tristeza que después de 50 años sigamos enfrascados en el discurso de potenciar únicamente nuestra energía barata y explotar el sudor de nuestra gente, en vez del conocimiento».

Para este caraqueño, pero hijo putativo de Guayana desde 1979, existe un control social y obrero mal entendido. «Yo creo que las empresas son muy importantes para el desarrollo, pero al mismo tiempo hay que indagar en cuáles son las vocaciones principales de los municipios, para no seguir encasillados en que solo somos unos productores de materia prima porque tuvimos alguna vez un río que nos proveyó energía barata».

En cuanto a la CVG y su rol como catalizador del desarrollo de la región, desde principio de los 60, hay que revisar su modelo de gestión. «CVG tenía unos mandatos muy claros cuando se fundó. No obstante, estos se cumplieron y nos quedamos sin objetivos nuevos. La gente (la administración) comenzó a inventar, crecer en aluminio, hicieron hoteles, pero esa perversión de modelo estatizado era viable cuando teníamos dinero y había gerentes eficientes».

Insiste en que el modelo de estatización de toda la economía sigue siendo perverso y no es sustentable en el tiempo. Por ejemplo, está convencido que las empresas deben dejar de ser tuteladas para que puedan desarrollarse con sus propios recursos.

Lamenta que hoy, en Venezuela, las corporaciones de desarrollo tengan la misma visión y sean las mismas de hace 50 años. «Hoy las corporaciones no piensan solo en vender materia prima, sino que están pensando más en centros de conocimiento, en el Silicon Valley, en dónde implantar conocimiento para crear desarrollo y potenciar los recursos».

Asegura que para que las empresas básicas puedan salir a flote, deben ser incluidos en la discusión de las soluciones a las universidades, los medios de comunicación, a la población civil, a los empresarios, y que no sean solo los trabajadores quienes lleven la batuta, orientados por el Estado.

Mal Asesorado. Además de optimista, Jorge Roig apela al beneficio de la duda antes de calificar tajantemente las acciones personales, más que de Gobierno.

«Uno quiere creer que el Gobierno y el presidente Maduro están mal asesorados. No creo que sea a propósito. Uno tiene que comparar los modelos económicos por los cuales nos están encaminando, con los resultados que obtenidos en otras partes del planeta».

«En dos mil años de historia, estos modelos de control, de centralización de la economía, han fracasado en todos lados. En países democráticos es absolutamente insostenible un modelo económico de estas características», comenta en torno a lo que define el Socialismo del siglo XXI.

«Quisiera pensar que están mal asesorados. La economías es mucho más testaruda que cualquier revolución», aunque le preocupa que el Gobierno siga impulsando la imposición del modelo económico a pesar de los resultados.

«En estos tipos de modelos uno siempre tiende a creer que las cosas no han funcionado porque no has profundizado lo suficiente, y esta es la gran tragedia».

Si observamos los datos económicos de los últimos siete años, cualquiera saldría corriendo. Sin embargo, todavía quedan optimistas como Jorge Roig.

Gris Panorama. Desde 2013, específicamente en noviembre, hubo señalamientos directos con Jorge Roig. Incluso, Maduro lo acusó directamente de encabezar la guerra económica junto a Consecomercio y Venamcham. Hoy este discurso no ha cambiado.

«Fedecámaras ni siquiera agrupa a empresas. Más allá de utilizar los dólares como herramienta política, pareciera que el Ejecutivo se cree dueño de las divisas. No nos podemos olvidar que provienen de una empresa que es de todos. El hecho de amarrar esto a si estar de acuerdo o no con la línea del Gobierno, ya refleja la mala adjudicación. En lo particular siento que no pasará de allí», comenta en torno a la más reciente acusación de uso de dólares preferenciales por parte de los empresarios.

A su juicio, sería un contrasentido no promover el desarrollo en vez de estar limitando el acceso a dólares a empresas que son muy productivas para el país, dentro y fuera de Fedecámaras. «¿Qué vas hacer? ¿Les vas a negar los dólares?».

En cuanto a los datos de inflación, dijo que la unidad de estudios de Fedecámaras ha cambiado las proyecciones unas tres veces, especialmente por la opacidad de los números oficiales.

«Calcular esto, cuánto es el índice para hacer proyecciones, es imposible con certeza. Siento que la cifra puede estar entre 140 y 150 si no se toman las medidas adecuadas. Algunos economistas menos optimistas que yo, piensan que estamos a las puertas de una hiperinflación que nos obligará a cambiar precios cada dos horas».

Fuente: El Diario de Guayana / GMG