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Goldman y Nomura entraron en el negocio de los bonos pese alertas opositoras

El mismo mes en que Goldman Sachs compró unos 2.800 millones de dólares en bonos de la petrolera estatal venezolana, el banco estadounidense había rechazado una oferta de Caracas para colocar 5.000 millones de dólares en bonos soberanos, dijeron personas familiarizadas con las conversaciones.

En parte, la negativa de la entidad se debió a que la operación le parecía muy compleja y no le convencía tratar de forma directa con un banco estatal venezolano, añadieron las fuentes citadas por la agencia Reuters.

Pero en la decisión de Goldman también pesaron las advertencias de un equipo de la oposición venezolana, que lanzó una campaña para explicar los riesgos reputacionales y legales de financiar al presidente Nicolás Maduro, al que acusan de “dictador”, apuntaron dos fuentes en Nueva York, una de ellas parte del grupo de asesores del Parlamento venezolano.

En meses recientes, el grupo ha enviado cartas a 13 bancos para tratar de frenar el financiamiento al gobierno socialista, que ha recibido críticas de la comunidad internacional por su dejo autoritario y abusos a los derechos humanos, según relatan fuentes financieras, legislativas y vinculadas al Gobierno en Caracas y Nueva York.

Aunque ninguna carta enviada por el grupo opositor de 20 diputados, economistas y abogados fue respondida, algunos de ellos, que también trabajan en Wall Street, se reunieron informalmente con personas clave en los bancos. Otros, con diplomáticos de gobiernos extranjeros.

La estrategia tuvo algo de eco, hasta que Goldman Sachs y Nomura optaron por adquirir a través de intermediarios casi toda la emisión de otro bono colocado por la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), según confirmó el banco estadounidense y fuentes cercanas a la entidad japonesa.

El acuerdo financiero provocó la condena de Julio Borges, quien en Venezuela preside el Congreso de mayoría opositora, y también fue criticada por algunos legisladores estadounidenses.

Sumándose a los 2.800 millones comprados por Goldman, Nomura adquirió unos 100 millones de dólares de los bonos PDVSA 2022. Pocos meses antes el banco japonés había cancelado discusiones para inyectar 1.000 millones de dólares en efectivo al Banco Central venezolano a cambio de toda la emisión de Pdvsa con un valor nominal de 3.000 millones de dólares.

La decisión de Nomura se tomó después de que el Tribunal Supremo relegara al Congreso -dominado por la oposición- tomando algunas de sus atribuciones a fines de marzo.

Como Goldman Sachs, Nomura había recibido la carta de Borges advirtiendo sobre los riesgos de hacer negocio con Maduro, a quien acusa de demorar las elecciones y buscar crear una dictadura con su plan de modificar la Constitución. El grupo opositor ayudó a redactar las cartas.

Goldman Sachs y Nomura no quisieron hacer comentarios sobre el cabildeo opositor y sus operaciones previas con el gobierno venezolano. El gobierno de Venezuela y su Banco Central tampoco respondieron a las peticiones de información sobre esas negociaciones.

Cuando los bonos que Nomura no quiso comprar en marzo volvieron a salir a la venta, los dos bancos esta vez decidieron entrar al negocio a través de intermediarios que incluyeron a la pequeña firma Dinosaur Group.

El precio era irresistible. El brazo de administración de activos de Goldman Sachs pagó con un descuento del 69 por ciento los bonos PDVSA 2022 que tenían un valor nominal de 2.800 millones. Nomura desembolsó unos 30 millones de dólares por los títulos con un valor de 100 millones, dijeron dos fuentes.

El banco japonés no quiso hacer comentarios sobre la transacción. Goldman la confirmó en un comunicado diciendo que su división compró los bonos “en el mercado secundario a un corredor y no interactuó con el gobierno venezolano”.

“He visto un conflicto entre los departamentos en las bancas de inversión. Por un lado los departamentos de negocios, que quieren cerrar operaciones jugosas y por el otro los departamentos de research y compliance (cumplimiento)”, dijo un consultor en Venezuela que tiene de clientes a algunos de estos bancos.

Una persona familiarizada con la transacción de Nomura dijo que el tamaño relativamente pequeño de la misma y el uso de un intermediario la hicieron aceptable. El equipo consideró que se distinguiría de otros acuerdos que otorgan liquidez al gobierno.

“Usar al intermediario es una manera de buscarle la vuelta a la óptica de negociar directo con el gobierno y parecer que están involucrados en cómo un gobierno maneja su deuda, sobre todo cuando está al borde de la quiebra”, dijo la exdirectora de Goldman Nomi Prins, hoy miembro del centro de estudios Demos.

Fuente: El Estímulo