María Carolina Lara
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“Hacer un mercado” se ha convertido para los venezolanos en un suplicio. Cuando no se trata de productos en escasez, son los altos costos de los rubros lo que aqueja a los consumidores a la hora de hacer sus compras.
Pocas son las opciones que se divisan en los anaqueles de los supermercados, la aparición de los artículos es limitada y en ocasiones sólo hay de una marca o una presentación, lo que afecta la libertad de elección que debe tener el ciudadano.
Cada mes, las compras de los alimentos y otros bienes esenciales son perturbadas por la imposibilidad que tiene el consumidor de adquirir los productos de su preferencia, además de tener que lidiar con el incremento permanente de los precios en una economía caracterizada por la inflación.
Actualmente el azúcar cuando se consigue, se puede adquirir en cantidades limitadas y sólo si se hace una compra considerable de otros productos. El café brilla por su ausencia, y el resto de los productos si se puede encontrar con facilidad en algunas de las grandes cadenas de supermercados.
Otros de los alimentos que faltan en los anaqueles por temporadas son el pollo, la leche en polvo, el arroz, la avena en hojuelas, las caraotas negras, el aceite, entre otros.
Es importante resaltar que a esta lista de alimentos también hay que agregarle los productos de limpieza, que a consideración de los consumidores, son los más costosos de sus compras y que al igual que la comida, cada día son menos las marcas ofrecidas en los anaqueles.
Lo cierto que es que lo que estiman los maracayeros para realizar un mercado para una familia promedio de cuatro personas debe ser entre 1000 y 1500 bolívares fuertes mensuales, lo que obviamente no corresponde al ingreso mínimo de los trabajadores.