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El mercado internacional listo para un posible default de Venezuela

Los mercados financieros internacionales ya han tomado las previsiones para el escenario de default con la deuda de Venezuela.

Eso se desprende del análisis realizado por el equipo de Davos Financial Group, sobre el comportamiento de los inversionistas en las últimas transacciones registradas con bonos de la República y de la petrolera estatal Pdvsa.

“Una economía desfasada como la venezolana, ofrece oportunidades de inversión con fines especulativos. Los mercados se protegen de la gran incertidumbre que existe sobre la evolución de la economía del país y esto se refleja en el valor de la deuda soberana”, comentó David Osio CEO de Davos Financial Corp.

Explica que Venezuela escogió implementar un modelo económico riesgoso, cuyos resultados son tan deficitarios que muchos inversionistas dudan de su capacidad para servir esa deuda, y repagar sus próximos compromisos.

A eso se suma, la poca transparencia con la cual el gobierno venezolano ha manejado sus estados financieros o las cuentas de Pdvsa.

Andrés Coles, director de Davos Financial Advisors, agregó que “no se sabe exactamente el estado de las reservas internacionales, tampoco se cuenta con una evaluación independiente del Banco Central de Venezuela. Todo eso hace que el mercado desconfíe de la salud del Estado venezolano, de su solidez y asuma el peor escenario”.

Destaca que el extraordinario descuento con el cual el banco de inversión Goldman Sachs adquirió el lote de bonos por $2.800 millones de Venezuela, desembolsando tan solo aproximadamente $800 millones fue un reflejo de eso.

Midiendo el riesgo.“A la deuda venezolana se le está dando una altísima posibilidad de default. Lo puedes ver en el comportamiento de los credit default swap (seguro de riesgo)”, señala Coles.

En el ejemplo de Venezuela, ese porcentaje garantizado de pago a los tenedores de bonos se ubica en más de 30% y es uno de los más elevados en el mundo.

Para Coles, cuando un bono va a hacer default, la gente define un precio tal, donde no importa si se produce el impago, porque el monto que tiene cubierto todavía le genera una ganancia. “Y ya estamos ahí. El rango del valor de la deuda de Venezuela se sitúa más o menos entre 35% y 55%, dependiendo de cada emisión”, puntualiza.

En relación con este tema Osio comenta que, históricamente, cuando se han registrados declaratorias de default, los inversionistas en bonos reciben entre 40% y 60% del valor del instrumento. Es lo que termina recibiendo un inversionista que fue refinanciando, luego que el emisor entrara en un evento de impago.

“El precio te está diciendo que el mercado piensa que ese bono vale, lo que vale un bono en default. La gente no está dispuesta a pagar más, porque ve que no es viable la posibilidad de recibir un pago total por el valor del bono”, advierte Osio.

El pasado 11 de julio la agencia Standard & Porr´s rebajó la calificación crediticia soberana de largo plazo de Venezuela a “CCC-” desde “CCC”, haciendo referencia riesgos de una cesación de pagos del gobierno de Nicolás Maduro en los próximos seis meses. Esta es una calificación similar a la de otras reconocidas calificadoras, lo cual refleja un riesgo altísimo.

Para Davos Financial Group esto se debe a las bajas posibilidades de pago, y a que ven un panorama muy incierto en Venezuela, poniendo en duda su capacidad de cumplir con las obligaciones de pago a largo plazo. La dinámica política tampoco ofrece una clara señal sobre la disposición de seguir honrando la deuda por el gobierno actual, o un posible gobierno de transición.

Impacto global. Otro elemento adicional, sobre los títulos de Venezuela, es que su comportamiento tiene un impacto global en los mercados emergentes. El índice de deuda de mercados emergentes, el EMBI de JP Morgan, asigna a los papeles 5% de los bonos emitidos en los mercados emergentes.

En otras palabras, Venezuela influye 5% en la subida o el descenso de ese índice internacional. “Sin embargo, 20% del rendimiento de ese índice se le atribuye a Venezuela, porque lo que rinden sus bonos frente a los otros títulos de otros países con economías emergentes, es mucho mayor. Por eso es prácticamente indispensable para los gestores de fondos de inversión tener esos instrumentos”, explica Osio.

El asesor de DFG señala que esa es una de las razones que motivan a grandes inversionistas o bancos de inversión, como Goldman Sachs, Nomura, entre otros, a mostrar sumo interés en transar papeles venezolanos.

Resalta que si al atractivo rendimiento de estos títulos, se le suma la posibilidad de percibir ingresos significativos al participar en una emisión de deuda nueva, resulta previsible que cualquier banco de inversión de primera línea como Goldman Sachs evalúe y proceda a servir como operador.

Evidentemente, para Goldman Sachs pesaron los indicadores financieros antes mencionados, así como también el contexto del emisor, en este caso el Estado venezolano. Resulta evidente que, al momento de realizar la operación, fueron evaluados detenidamente tanto los costos administrativos, como los reputacionales.

Venezuela tiene, en lo que resta de año, dos grandes amortizaciones de deuda, que suman alrededor de $4.000 millones, previstas para noviembre, que representan una gran incógnita sobre su capacidad de honrar esos compromisos.

En ese sentido, el pasado 11 de julio, Héctor Andrade, director gerente de planificación de la petrolera estatal venezolana, comentó que “hay muchas posibilidades” de renegociar los próximos pagos.

“Por ahora, el mercado parece haberse ajustado lo suficiente como para aguantar cualquier tipo de noticias, incluyendo las de un default”, concluyó Andrés Coles.

Fuente: El Estímulo / Interés