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Control de divisas: múltiples modelos, mismo nombre y efecto

Muchos términos y vaga explicación. Las múltiples tasas de cambio en Venezuela no son algo propio del gobierno socialista  actual. Años atrás, en la década del cuarenta, también hubo dos tipos, el dólar petrolero y no petróleo. El resultado de ese esquema, fue  distorsión macroeconómica.

Con el esquema actual, dicha desviación también se aprecia con los precios. Algunos refieren que el mercado está dolarizado, otros lo niegan, lo cierto es que ya se ha vuelto hábito del venezolano comparar los costos con el famoso “mercado internacional” e intentar saber a cuál de las tasas de cambio se importó el producto que se encuentra en el anaquel.

Al definir el régimen cambiario en el país, Orlando Zamora, analista económico y exjefe de la división de riesgo cambiario del Banco Central de Venezuela (BCV), explicó que en 13 años este ha sido  uno sólo, basado en la “centralización y control de  cambio, con precios fijados desde el Ejecutivo”,  limitando así su tenencia.

Indicó que la política cambiaría estuvo sujeta a seis devaluaciones, para combinar en 2010 cambios duales complementarios que han variado sólo en nombre. Recordó figuras como el Sistema de Transacción de Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), que dejó de funcionar en 2013,  y  la Comisión  de Administración de Divisas (Cadivi), que luego pasó a llamarse Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex). Ninguno ha surtido efectos palpables.

Al respecto,  Gerardo Álvarez, economista y docente de la Universidad Centroccidental Lisandro  Alvarado (UCLA), explica que “el control de cambio se establece cuando las reservas internacionales bajan a un mínimo que enciende las alarmas”. Pero estos métodos suelen ser temporales.

Tipos de cambio. Álvarez explicó que lo opuesto a un sistema de libre cambio es cualquier control impuesto por el gobierno. Este puede ser total, en el cual se prohíbe la adquisición de divisas en territorio nacional y cuyo manejo será exclusiva función del gobierno; dual o múltiple.

El control dual, que se aplicó en la época de Luis Herrera Campins, permitía la convivencia de un cambio controlado y otro libre. El esquema múltiple, constituye más de tres tipos de cambio.

El docente de la UCLA sostiene que cualquiera de los referidos controles es negativo,  ya que limitaciones de cualquier tipo generan de manera inmediata un “mercado negro”, llamado igualmente “mercado paralelo”, que  genera subeconomías sin control alguno.

Caso venezolano. Zamora señaló que cualquier  control en el mercado cambiario resulta perverso en términos económicos y de desarrollo social. Detalló que entre 1999 y 2002 hubo un sistema de bandas que  mantuvo el precio del  dólar, para luego  flotar libre y desde 2003 hasta la fecha se ha implantado un control  o administración por el gobierno.

Sobre este punto, Álvarez comentó que en Venezuela existen cinco tasas de cambio. Puntualizó que hay un cambio oficial, conocido como Divisas Protegidas (Dipro) a Bs. 10, al cual sólo el gobierno tiene acceso; el dólar flotante o Divisas Complementarias (Dicom), cuya adquisición también es limitada, pero a pesar de ello fluctúa por decisión del gobierno y no de la oferta y la demanda;  el dólar implícito, que resulta del respaldo que cada bolívar en circulación tiene en las reservas internacional, que podría ser de aproximadamente Bs. 570, ya que el incremento de la liquidez monetaria ha sido exponencial; el dólar conocido como paralelo, que es el valor que están dispuestos a pagar los compradores;  y el dólar Cúcuta que opera en frontera, con base en cifras económicas colombianas.

Señaló que la multiplicidad de tasas no es favorable para la economía y que el amplio margen entre estas, de hasta 180 veces la diferencia, produce distorsiones proporcionales sobre el sistema de fijación de precios venezolano.

El limitado acceso a divisas preferenciales o fluctuantes, confina al sector productivo privado al mercado paralelo y eleva continuamente los precios del mercado.  La práctica ha sido de años y el resultado es el mismo.  No obstante, en las condiciones actuales, el resultado se muestra recrudecido.

Fuente: El Impulso / RS