No hay precio que se salve de la creciente inflación. La carne ya ha llegado a tocar los ocho mil bolívares y los vendedores aseguraron que para fin de mes puede llegar a 10 mil el kilo, algo que ellos no se explican.
La semana pasada el costo de la carne se ubicaba en seis mil quinientos el kilo, pero cada siete días los vendedores quedan impactados por el valor de la mercancía. Esta situación ha sido difícil para los compradores quienes buscan una manera de conseguir dinero, pero con el paso del tiempo se hace complicado lograr las cifras.
El descenso en el consumo de carne ha sido evidente. Cada vez hay menos compradores y aquellos que se atreven, adquieren una menor cantidad y disminuyen su calidad, ya no son cortes de primera, si no de segunda o tercera, otros simplemente no compran.
Los vendedores al saber que se les quedará producto en las neveras piden lo justo, la mercancía no puede perderse y mucho menos gastar dinero de más. Vender toda la carne toma en la mayoría de los casos una semana, dijo, José Mata, tambien vendedor del mismo mercado.
Cada vez más el ciudadano venezolano sufre por la falta de este vital alimento, que brinda grandes cantidades de proteína y que era un clásico de los almuerzos, sin importar la clase social. En la actualidad, el ciudadano padece el no poder comer con normalidad aquello que antes podía darse el lujo de comprar
Fuente: El Carabobeño / AD